OCLUSION
Se
entiende por oclusión normal a la que se encuentra en armonía con las distintas
partes del sistema masticatorio, con la ATM y especialmente con el sistema
neuromuscular.
No
debemos basarnos en una determina disposición anatómica más o menos perfecta
para afirmar rotundamente para que nos hallamos en presencia de una oclusión
normal, tampoco el contacto de cúspides superiores sobre las fosas de los
inferiores asegura la existencia de una correcta oclusión.
El
diente produce una interferencia en el acto de ocluir, choca de modo prematuro
con su antagonista y obliga al maxilar a efectuar un pequeño movimiento que lo
separa de su trayectoria habitual y normal. Los músculos tratan de establecer
una trayectoria que les permita llegar a la posición de cierre y evitan este
contacto prematuro que indudablemente produce una interferencia en el movimiento
correcto. Se establece entonces un mecanismo neuromuscular para evitar de manera
automática el punto que causa una interferencia y la mandíbula va correctamente
a su posición final mediante una trayectoria más compleja. De este modo el
diente o los dientes que producían interferencia no se ven sometidos a una carga
masticatoria más intensa, con la consiguiente posibilidad de provocar dolor.
Dentro
de los tejidos de sostén y protección del diente existen mecanismos del diente
existen mecanismos sensoriales muy complejos, denominados propioceptivos, que
permiten regular la potencia muscular para que en el momento final del cierre
este se realice armoniosamente y sin causar color o daños a las estructuras del
periodonto.
Por lo
tanto en virtud del fenómeno del dolor la sincronización neuromuscular que evita
el contacto prematuro, la protección propioceptiva y los hábitos del paciente,
los tejidos que soportan el diente, es decir, el periodonto, no sufren
habitualmente daños por el esfuerzo masticatorio, además se sabe que durante la
masticación no ocurren daños en el sistema masticatorio.