Durante la
masticación, los alimentos se mezclan con la saliva y son triturados, ayudados
con los labios, la lengua y los carrillos. El acto masticatorio aumenta la
secreción de saliva y el alimento, humedecido y lubricado, es conformado en una
masa que con la ayuda de la lengua, es apretada contra el paladar para apretar
el bolo alimenticio. En los alimentos duros, los movimientos que predominan son
los de lateralidad y en los alimentos suaves, los movimientos que predominan son
los de ascenso y descenso.
Los incisivos se
encargan de cortar los alimentos, los premolares se encargan de moler y los
molares se encargan de triturar los alimentos, de esta manera facilitamos la
deglución del bolo alimenticio.
Si bien se
considera el inicio de la masticación constituye un acto voluntario, su
continuación se transforma en un acto reflejo. Los músculos de la masticación y
los que colaboran en el actos masticatorio reciben ordenes sincronizadas para
triturar los alimentos y abrir inmediatamente la boca, y así sucesivamente hasta
que no quedan mas sustancias sobre los dientes o entre los maxilares. Los
patrones de masticación se desarrollan a partir de la aparición de los primeros
dientes en la boca y aunque erráticos al principio, muy pronto se transforman en
coordinados y eficientes. Los movimientos mandibulares de una persona obedecen a
ciertos factores, como la morfología dentaria, la altura cuspídea, la
trayectoria condílea e incisiva, la curva de spee y otros.
Se ha comprobado que
la masticación es mucho más compleja y con intervención de un número mayor de
músculos de lo que se pensaba antes.